Es posible que
ayer por la por la tarde alguien se encontrara a un grupo de 25 miembros del
15M protestando frente al consulado de Francia de Salamanca, una conducta un
tanto extravagante a ojos de un observador desinformado, dado que dicho
consulado se encuentra en un octavo piso de un edificio de viviendas y carece
de distintivo alguno en su portal. Hubo que explicar a los transeúntes, y lo
repetimos ahora, que esa concentración se debía a un asunto con muy poca
gracia: la detención y carga policial en París contra un centenar de miembros
de la marcha que se dirige a pie desde España a Bruselas para llevar al
gobierno europeo nuestras reivindicaciones. Una vez más, un gobierno
democrático utiliza a las fuerzas encargadas de protegernos para acallar las voces
que denuncian la corrupción e injusticia del sistema. Triste espectáculo al que
jamás nos resignaremos a asistir pasivamente.
Esa fue una de
las muchas acciones de un día lleno de actividad en la Acampada 15M que se ha
instalado estos días en la Plaza Mayor.
Continuamos teniendo un buen grado de participación y una disposición
claramente positiva por parte de los salmantinos, aunque tampoco faltaron los
cuatro o cinco jubilados que parecen haberle cogido el gusto a vociferar sus
exabruptos sin atender a razones durante cinco minutos y luego marcharse por
donde han venido. Por la mañana, algunos preparaban el mercadillo de trueque
mientras otros trabajaban para tender un cable de electricidad desde un
inmueble hasta la carpa, algo que finalmente no se ha podido realizar por el
rigor con que la policía local nos ha exhortado a cumplir la normativa
municipal. Unido a que la red pública de wi-fi apenas tiene fuerza, estamos
teniendo muchos problemas para mantener el streaming –una retransmisión en
directo de la acampada a través de Internet- abierto las 24 horas.
A partir de las
12, el mercadillo de trueque comenzó a funcionar, y tuvo tal éxito de
participación que incluso se planteó repetirlo también hoy, aunque de nuevo
chocamos con la normativa municipal, cuando se nos comunicó que carecíamos de
permiso para tener un mercadillo, sin importar que se manejara dinero o no. Esa
prohibición confirma que los objetivos de esta actividad estaban muy bien
encaminados; llamar la atención sobre la posibilidad de establecer otros
sistemas de intercambio de bienes que no impliquen gasto, y permitan dar más
vida a los objetos y huir de la obsolescencia que obliga al consumo sin freno,
cada vez más inviable para la empobrecida sociedad española. Que se haya
decidido servirse de la normativa municipal para coartar esa iniciativa no
resulta muy diferente, en otra proporción, a la represión en París: al final,
todo se trata de lo mismo: entorpecer y anular cualquier iniciativa que
cuestione este sistema injusto.
Los juegos
también funcionaron atrayendo a niños de entre dos a ocho años, los pequeños
coloreando, los mayores haciendo chapitas, y los padres tan contentos de que se
entretuvieran los críos mientras charlaban con nosotros. Dado que los
pequeñajos han abundado sobre los mayores, los organizadores adaptarán las
actividades en los próximos días para edades tempranas. Mientras, la mesa de
información se mantenía muy activa gracias al interés de locales y visitantes,
que no han dejado de acercarse y participar en debates improvisados a lo largo
del día. Otros que ya nos conocían, preferían pasarse por la carpa para
dirigirnos sus impresiones sobre la marcha de la acampada. Una coincidencia
significativa ha sido la crítica que nos hizo llegar un miembro de CGT y un
afiliado del PSOE, que nos achacaron nuestra falta de cooperación y cierta
demagogia en nuestros panfletos, así como falta de sutileza a la hora de meter
a todos los partidos y sindicatos en el mismo saco, y criticarlos sin matices.
“Deberíais arreglar cuanto antes vuestro problema con nuestro sindicato”, nos
decían, “nosotros siempre os hemos ofrecido ayuda de forma desinteresada, y
trabajamos en los mismos problemas que vosotros”. “Estáis tratando de forma
injusta a la senadora (del PSOE), una mujer muy trabajadora, que ha hecho mucho más
por los problemas que abordáis que el 15M Salamanca”.
A última hora de
la tarde, a los miembros más activos se les veía cansados pero felices ante la
buena marcha de la acampada en la Plaza
Mayor. En la reunión organizativa de la noche, nos divertimos
de lo lindo comentando las páginas en las que La Gaceta de Salamanca
desbarra a sus anchas para convertir la realidad de la acampada en una fantasía
diseñada a la medida de los intereses de quienes financian su periódico. Estamos
convencidos de que podríamos esculpir una carpa 15M en piedra arenisca, y no
cesaría su crítica encendida sobre el “afeamiento” de la Plaza que provocamos; cuanto
más avanzan los días, más queda patente que la verdad de la acampada nunca les
ha interesado, y el enfoque de sus artículos ya venía diseñado desde antes de
que pusiéramos la primera tienda. Su falta de escrúpulos ha llegado hasta el
punto de atribuir una declaración a nuestro portavoz exactamente contraria a lo
que expresó ante su reportero enviado. Resulta difícil comprender como
periodistas profesionales pueden operar con tal ausencia de principios, aunque
suponemos que años de experiencia en el negocio del amarillismo adormecen
cualquier conciencia. Sus titulares anunciando la “crispación” de los
visitantes ante nuestra presencia en la Plaza
Mayor, nos harían mucha gracia si no evidenciaran la triste
condición de un medio que estafa sistemáticamente con desinformación a la
ciudad de la que se declara servidor. Ayer volvieron a ser notables las
muestras de interés y simpatía de los extranjeros que se acercaban
espontáneamente a interesarse por la Acampada.
A última hora, una señora francesa de una pequeña ciudad
cercana a Toulouse nos regaló una encendida alabanza, resaltando la admiración
con que los franceses siguen las protestas españolas, y su deseo de que el
movimiento se internacionalice. “Vine a esta ciudad hace 35 años, y me encontré
a una juventud que no tiene nada que ver con lo que estáis haciendo vosotros.
Me siento muy feliz de ver el progreso de esta ciudad, que se manifiesta en esta
acampada y en este movimiento”. Ahora solo rezamos para que la buena mujer no
dé con La Gaceta
por accidente en algún bar, y todo su optimismo sobre el progreso de Salamanca vuelva
desinflarse por completo.
Las temperaturas
se han ido suavizando desde el domingo, y a última hora de la tarde, un tiempo
agradable invitaba a sentarse y formar parte del debate que ayer trataba sobre el
movimiento 15M, su presente, pasado y futuro. Funcionó bien, aunque, si bien el
público estuvo atento, fueron los miembros del movimiento más activos los que
llevaron la iniciativa. Se echaron de menos más voces críticas, y más
intervención ciudadana. Ojalá en los próximos días sean muchos más los que se
animen a participar. Os esperamos a todos.