Lo sentimos por el desorden y la demora, pero estamos perdidos por los mundos de Dios y hacemos lo que podemos:
Día 9. San Rafael –
Villalba.
Salimos de San Rafael a
las 7:15 y nos encontramos a la Guardia Civil, que nos escoltará durante el
resto de la jornada, esperándonos a la salida del pueblo. A los pocos minutos
de partir llegamos al peaje de la A-6, armados con pancartas que denuncian las
irregularidades en la concesión de la autopista que tanto afectan a los vecinos
de distintas ciudades y arropados por un convoy de una decena de vehículos.
Allí, otros miembros de la Guardia Civil intentan detener nuestro avance. Son
completamente ignorados y la Marcha Noroeste entra en la autopista sin ningún
tipo de problema y sin que sea necesario ninguna clase de enfrentamiento. Tras
avanzar unos centenares de metros los caminantes son conminados a avanzar por el
carril reversible. De nuevo, la sugerencia de los agentes es descartada y la
Marcha continúa impertérrita con su caminar, lento pero seguro. Estas
decisiones obligan a habilitar el túnel adicional para el tránsito de los
vehículos, lo que lleva aproximadamente 10 minutos, por lo que los perjuicios
para los conductores son mínimos y, aún así, se consigue demostrar la fuerza de
nuestra unidad.
Los caminantes
atraviesan el túnel de Guadarrama eufóricos, sólo se oyen cánticos y se ven
sonrisas. Se tarda casi dos horas en recorrer los tres kilómetros que nos
separan del lado opuesto del túnel, ya que el ambiente festivo que nos impregna
a todos hace que avancemos con lentitud.
A la salida del túnel
se realiza una sentada simbólica y se continúa por la autopista hasta la
primera salida, a unos 5 kilómetros. Desde allí se continúa por carretera
nacional, pasando por Guadarrama, donde nos reciben varios vecinos con
vituallas, ánimos y efusivos abrazos.
A unos dos kilómetros
de Villalba, un nutrido grupo de compañeros de la localidad salió al encuentro
de los caminantes con pancartas y brindándonos una recibida que a más de uno le
arrancó unas lágrimas. Nos condujeron al Parque de las Bombas, donde nos
esperaban con una gigantesca comida, nos llevaron a San Rafael a recoger los
coche, nos prepararon un pabellón con hospital de campaña montado por Cruz
Roja, nos ofrecieron sus casas e incluso se ofrecieron a lavarnos la ropa. Con
todo esto, la gente de Villalba y los pueblos de los alrededores, nos abrazaban
llorando y dándonos las gracias por estar allí. IMPRESIONANTE. Muchísimas
gracias a todos, de todo corazón, por regalarnos uno de esos momentos que seguro
vamos a guardar para toda la vida y por demostrarnos que no debemos perder la
fe en la humanidad.
Después de instalarnos,
comenzamos con la Asamblea del pueblo que estuvo plagada de intervenciones de
los vecinos así como de anécdotas y vivencias personales que los caminantes
compartieron con la multitud allí reunida.
Para terminar la noche,
disfrutamos de un periodo de relajación en un centro social okupado
autogestionado al que fuimos invitados y donde se realizaron monólogos,
actuaciones y proyecciones para los asistentes.
Sin ninguna duda, un
día para recordar y una gran satisfacción para todos los caminantes.