El movimiento 15M fue una ola de esperanza para aquellos quienes, de una forma u otra, hemos estado implicados en los movimientos sociales desde que tenemos memoria. Muchos y variados han sido los éxitos del movimiento 15M pero hay que destacar determinadas decisiones estratégicas de los convocantes de la manifestación. La idea de una manifestación sin siglas, es decir, totalmente apartidista y asindicalista fue una puerta abierta para aquellos quienes estaban descontentos, por un motivo u otro, con algunos sindicatos y partidos. No obstante, no hay que olvidar el contexto, ya que hay que tomar el descrédito de la clase política que se ha acentuado en los últimos años y, por supuesto, la agudizada crisis económica que estamos sufriendo como circunstancias muy motivadoras para que los ciudadanos tomasen las calles. Un elemento motivador que no ha sido tan evidente ha sido la privatización de las universidades. Una gran parte de los llamados "indignados" eran o habían sido jóvenes universitarios, siendo casi inexistente la presencia de adolescentes menores de edad. Por supuesto, no se debe dejar de lado el eco simbólico de las revueltas árabes y de como, un país como Egipto, toma un país gracias a la fuerza de las redes sociales. Y no olvidar el trabajo previo durante muchos años de diferentes movimientos sociales alternativos como antecedente, que no causa principal.
Aunque es algo presuntuoso clasificar a esos millones de personas que colaboraron activamente en el movimiento, se puede dividir a estos en dos grandes grupos:
- Los movimientos sociales no integrados en la sociedad: Son movimientos existentes desde hace muchos años que no han logrado una gran aceptación por parte de la sociedad y que apuestan por una democracia directa y por la autogestión. Tienen mucha más experiencia política que el otro grupo. Se les podría llamar, sin ánimo de excluir a ningún movimiento, como libertarios.
- Los jóvenes indignados: Es un grupo sin apenas experiencia política ni conocimiento del funcionamiento de los movimientos sociales. Se podría decir que tan sólo están indignados y que, a diferencia de los primeros, no quieren cambiar las reglas del juego y que han vivido el panorama de crisis con cierta condición meritocracia. Se resumiría diciendo que están indignados porque ni el Estado ni las circunstancias políticas, económicas y sociales les da la comodidad que necesitan.
La relación entre estas dos almas ha sido conflictiva en todos los territorios españoles, pero ambos han llegado al consenso por un objetivo común que se basa en un consenso de mínimos apartidista e idéntico (o muy similar) en todos los territorios españoles.
Próximamente es de esperar una gran movilización por parte de las universidades por la mercantilización y la privatización del sistema universitario público español que ha bajado su nivel educativo, ha aumentado el precio de la matrícula y ha aumentado notablemente el número de interinos y, como consecuencia, ha bajado la calidad de los educadores universitarios. El llamado plan Bolonia ha dejado de ser funcional para los intereses capitalistas, dando imagen de la corrosión terminal del capitalismo.
El 15M ha sustentado tanta atención porque entre un 60 y un 70% de la población simpatiza con el movimiento, dando unos porcentajes muy superiores a cualquier otro partido político o movimiento social. Es por ello que ha generado una campaña de acoso por la ultraderecha mediática y los medios de comunicación tomados como progresistas que se han empeñado en quitar seriedad al movimiento y en hacerlos pasar por jóvenes violentos cuando todos vimos lo ocurrido en Barcelona donde la supuesta radicalidad de los manifestantes indignados provenía de policías infiltrados.
A pesar de los intentos por llevar este movimiento a los ámbitos urbanos hay que tomar en cuenta que es un movimiento esencialmente urbano y que ha tenido marcado éxito en las grandes ciudades como Madrid o Barcelona.
Las universidades no se movilizaron durante el mes de mayo porque era época de exámenes finales. Por ello, es de preveer que lo empiecen a hacer ahora y ante la vista del adelanto de unas elecciones que son, cuanto menos, polémicas. En cuanto al adelanto de estas, es muy probable que el movimiento haya tenido su influencia, sobretodo tomando en cuenta los intentos de algunos partidos políticos por atraer las ideas del movimiento con, afortunadamente, escaso éxito.
Muchos hablan de la desaparición del movimiento 15M, algo que considero improbable porque en toda la historia de la democracia de este país y posiblemente del último siglo nunca ha habido un movimiento como éste. Si es, quizás, más posible que el movimiento se acabe dividiendo, aunque sería poco recomendable. También es probable que se radicalice de forma leve y esporádica. Aunque lo más probable es que se acabe radicalizando no en maneras sino en objetivos, convirtiéndose en una instancia antipatriarcal y anticapitalista.
En cualquier caso, si hay un éxito que podemos atribuir al 15M es ese cambio de mentalidad global y la concienciación de una gran parte de la población española que vivía ajena a la actualidad política.